Como en las malas películas, el protagonista de la historia acabó jugándose a su esposa en una partida y sus rivales la aceptaron como moneda de cambio. La víctima logró escapar de los «afortunados» vencedores, sin embargo, como informan medios del país.
Según la versión de la mujer, los ganadores fueron a cobrar diez días después de la partida, como quien va a recoger un cheque, pero ella pudo huir e interponer la más que pertinente denuncia. Por si fuera poco, su marido ya la había maltratado en ocasiones anteriores por negarse a mantener relaciones sexuales con su cuñado.
Odia el pecado y compadece al pecador, reza el viejo consejo, pero no es fácil.
Fuente: ABC.es
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