De ellos se podrá disfrutar nada menos que hasta de un meteoro por minuto (en las mejores condiciones de observación posibles), informa la revista Sky & Telescope. «Pueden vencer a las Perseidas de agosto», dice Alan MacRobert, editor de la publicación, en referencia a su intensidad. Además, hay otra ventaja: la suave Luna nueva, que no interferirá en las condiciones lumínicas. Con suerte, será la mejor lluvia de meteoros del año.
Bajo un cielo claro y oscuro, los expertos creen que el máximo se producirá pasada la medianoche del jueves. En caso de que no le quede más remedio que quedarse en un lugar con luz artificial, el número de meteoros será menor, pero aún podrán verse los más brillantes. El martes, miércoles y viernes de la próxima semana también alumbrarán algunos en el cielo.
Para disfrutar del show no hace falta nada más que nuestros ojos. Debemos escoger un lugar de observación oscuro y alejado de las luces de las ciudades, y abrigarnos todo lo que podamos para soportar el frío de diciembre. «Relájese, sea paciente y deje que sus ojos se adapten a la oscuridad. La mejor dirección donde mirar es siempre donde el cielo está más oscuro, probablemente hacia arriba», aconseja MacRobert.
Como un guisante
Las Gemínidas pueden aparecer en cualquier parte del cielo. Los meteoros pequeños se asemejan a pequeñas rayas rápidas. Los más brillantes pueden navegar a través del aire durante varios segundos y dejar un breve rastro de humo brillante.
Si se traza la dirección del vuelo de cada meteoro hacia atrás lo suficientemente lejos en el cielo, nos daremos cuenta de que esta línea imaginaria cruza un punto en la constelación de Géminis, cerca de la estrellas Cástor y Pólux. Ese punto se llama el radiante de la lluvia de estrellas, del que parecen venir todas las Gemínidas. En realidad, estas estrellas fugaces son creadas por pequeños trozos de restos de rocas (del tamaño de un grano de arena o un guisante) que se desprenden de un pequeño asteroide llamado 3200 Phaethon. A través de los siglos, estos trocitos se han extendido a lo largo de la órbita del asteroide para formar un río de escombros de cientos de millones de kilómetros de largo. La órbita de la Tierra alrededor del Sol nos lleva a mediados de diciembre a atravesar esta corriente de partículas. Cuando estas partículas golpean la atmósfera superior de nuestro planeta, la fricción el aire hace que parezca una llamarada. Y a nosotros, al menos durante un rato, nos hacen mirar más allá de lo cotidiano.
Fuente: http://www.abc.es/ciencia/20121207/abci-geminidas-comienzan-caer-cielo-2...
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