La madre de Kian, Sarah, de 39 años, roció con agua el edredón y el colchón ardiente y puso a su hijo en el baño antes de que éste fuera trasladado al Hospital Universitario.
La familia de Kian exige a la empresa BlackBerry, entre otras cosas, que les reponga el móvil. Hacía sólo dos semanas que el hermano de Kian, Mason, gozaba del teléfono. Sus padres se lo habían regalado por su 13º aniversario.
La señora McCreath dijo que había colocado el teléfono en la cama de Kian después de haber retirado el dispositivo de su lugar de carga. “Eran las 02:30 de la madrugada más o menos y no podía dormir, así que bajé las escaleras”, explicó Sarah. “Cuando salí de mi habitación me di cuenta de que el teléfono de Mason se estaba cargando. Sé que el teléfono te avisa cuando ya tiene la batería llena y es por eso que lo desconecté y lo dejé en la cama de Kian”.
“No pensé más en él. Me preparé una taza de té y justo después escuché un fuerte estallido. Kian comenzó a gritar: ‘¡Mi cama está en llamas!’. Fue horrible”, recuerda la señora McCreath.
El Padre de los niños había comprado el teléfono móvil para Mason en una tienda de Vodafone en Birmingham. Este carpintero de profesión ha conservado los restos carbonizados del dispositivo y ha hablado con Research in Motion -fabricantes de los teléfonos Blackberry- acerca de sus preocupaciones.
“Si Sarah no hubiera actuado con tanta rapidez la habitación podría haber sido pasto de las llamas en cuestión de minutos”, explicó el señor McCreath. “Fue sólo suerte que llegara allí tan rápido. Estuvo tan cerca. Me pongo a temblar con sólo pensar en ello. Si hubiera ido a peor podría tener a mis hijos en cajas en estos momentos”, añadió.
“Kian tiene quemaduras en sus piernas. También le han quedado secuelas psicológicas de lo sucedido”, agregó el señor McCreath.
El padre de Kian quiere que la compañía revise el modelo de teléfono que ha desencadenado el incidente. “Ese teléfono es peligroso y necesita ser probado”, dijo. “A muchos niños les encanta ese teléfono Blackberry”. Vodaphone ha proporcionado otro móvil a Mason y los fabricantes están “investigando el asunto”.
“Mi principal preocupación ahora es la seguridad de los otros niños”, explicó la señora McCreath quien agregó: “No dejo de pensar qué habría pasado si yo hubiera estado en la cama y el teléfono hubiera explotado cuando estaba en el rellano. La casa se podría haber incendiado”.
Un portavoz de Research in Motion explicó que se tomarán lo ocurrido muy en serio y que están investigando el asunto de manera prioritaria. Un portavoz de Vodafone añadió que la compañía estaba tratando de ponerse en contacto con los McCreath para poder examinar el teléfono accidentado. /LaVanguardia
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