El domingo se cumplieron 15 días del naufragio de un yate con 40 indocumentado que salió desde Bahamas a La Florida, la noche del 22 de enero, en el que al menos cuatro dominicanos fallecieron.
Ese duelo no solo lo viven en Baní, provincia Peravia, de donde eran dos de los náufragos y se presume que iba una mujer que está desaparecida, sino en Santo Domingo Este, en el sector Los Mameyes, donde con velas, plegarias y carpas llenas de sillas blancas, ayer era el último rezo de Ricardo López (Ricar), de 30 años.
“Todos lo sabían menos yo, yo me di cuenta el día de la tragedia”, contó a Listín Diario, doña María Cuevas, sentada al lado de una mesa donde estaba la foto de su hijo, dos velones y dos arreglos de flores. Le acompañaban familiares y vecinos. Era el segundo de sus tres hijos.
En el sector lo definieron como trabajador, había vendido su tienda de ropa y seguía el comercio a través de internet. Era padre de dos hijos, el más pequeño nació en diciembre pasado y el mayor tiene 9 años y reside en Estados Unidos, donde él estuvo hasta hace unos dos años cuando lo deportaron.
“Es difícil esto, sin un cuerpo presente, ni una tumba a donde llevarle flores”, seguía lamentando doña María.
La pareja de Ricardo mantuvo contacto estando él dentro del yate.
Ricardo mantenía contacto, desde Bimini, Bahamas, con su pareja hasta las 9:32 de la noche del sábado. La joven dijo que escuchó hasta el ruido de la lancha.
“Ya me vinieron a buscar, te amo” le dijo Ricardo, y ella le respondió “ve orando todo el camino. Si voy a ir orando”.
La joven, cuyo nombre se omite, cuenta que a las 10:54 le cantó una alabanza en una nota que le envió por teléfono. “La llegó a escuchar, pero no me respondió”, añadió.
Ahí comenzó su angustia, pues el trayecto en lancha desde esa isla a La Florida es de dos horas, unas 191 millas, aproximadamente.
Agrega que las personas que esperaban a Ricardo en Florida le dijeron a las 6:00 de la mañana que no tenían información alguna.
Les mintió
Con el clamor de justicia, la familia cuenta que el organizador del viaje, en Baní, le había mentido, pues dijo que él estaba preso, pero investigaron en Bahamas y en Florida y no fue así. Él murió en el naufragio donde el único superviviente es el colombiano Juan Esteban Montoya Caicedo.
Sobre el engranaje del viaje, la familia de Ricardo dice que pagaron todo el dinero aquí en el país, cerca de 21 mil dólares.
Ricardo estuvo en Bimini junto a los dos banilejos que fallecieron en la travesía.
Como Ricardo se mantenía conversando con su pareja por videollamadas, ella veía los dos banilejos, Wilkin Romely Méndez Pérez, de 18 años, y Yunior Pascual Santos Báez, de 49 años, que también perecieron.
Estaban en una casa cerrada, donde no podían acercarse ni a la puerta. El viaje salió desde Santo Domingo el 15 de enero pasado, hacia Providence, Bahamas y de ahí, según cuentan familiares de Ricardo fueron trasladados a Bimini en un helicóptero.
“El señor de Baní lo pintó todo muy bonito, siempre hablaba con Ricardo”, dijeron en el rezo final de este joven. Agregaron que tienen recibos de dinero enviado en dólares al señor Amalys Dipré y a otros allegados.
CLAVES
La Cancillería trabaja para identificarlos
La madre de Ricardo dijo que la única autoridad que ha ido a su apartamento es de la Cancillería, quienes les dijeron que están coordinado para la identificación de los cuerpos recuperados y si su pariente es uno de ellos, lo traerán al país.
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