La sabiduría de la evolución se manifiesta caprichosamente, como en el
caso de este pene con espinas perteneciente al escarabajo Callosobruchus
maculatus, el cual, sorpredentemente, tiene amplios beneficios
reproductivos
Usualmente consideramos que el sexo es una actividad placentera, que la unión carnal resultante en la cópula y, biológicamente, en la reproducción, es en esencia una circunstancia que viene acompañada de sensaciones satisfactorias y agradables.
Sin embargo, esto no es válido para todas las especies animales y, por sorpresivo que pueda parecer, en algunas incluso sucede lo opuesto: el sexo es un doloroso tormento que puede culminar con la muerte de uno de los practicantes.
Este es el caso del escarabajo Callosobruchus maculatus, cuyo macho, de entrada, posee un pene espinado verdaderamente terrorífico.
Aquí algunas imágenes:
Pero como sucede con la evolución, la singular forma de este órgano reproductivo masculino debe tener una razón de ser, de ahí que un grupo de investigación conformado por científicos suecos y estadounidenses se haya dado a la tarea de descubrir por qué este pene es tan “desagradable, agudo y destructivo”.
Y al parecer en el fondo de todo está, como era de esperarse, la supervivencia: increíblemente, los machos con más espinas en su pene, con las más largas y las más destructivas, son también los que consiguen más crías, independientemente de otros factores como el tamaño de su cuerpo.
Diseccionado el cuerpo de ejemplares hembras que recién habían copulado, se encontró también que “una gran proporción de la eyaculación se desplazó del tracto reproductivo hacia el cuerpo de la hembra en el apareamiento con los machos de espinas largas”.
Asimismo se tuvo en consideración que, en el caso de esta especie, la procreación no es directa, es decir, el esperma no fecunda los huevos inmediatamente, sino que la hembra lo guarda en cavidades conocidas como bolsos genitales. De acuerdo con Göran Arnqvist, uno de los científicos participantes en el estudio, las espinas peniles del macho también podrían servir para “abrir las puertas al flujo sanguíneo” de estos bolsillos.
Por último cabe resaltar que, por razones obvias, el acto reproductivo entre los Callosobruchus maculatus es tan poco placentero, que, apenas finalizado, la hembra patea al macho para que este se retire.
Usualmente consideramos que el sexo es una actividad placentera, que la unión carnal resultante en la cópula y, biológicamente, en la reproducción, es en esencia una circunstancia que viene acompañada de sensaciones satisfactorias y agradables.
Sin embargo, esto no es válido para todas las especies animales y, por sorpresivo que pueda parecer, en algunas incluso sucede lo opuesto: el sexo es un doloroso tormento que puede culminar con la muerte de uno de los practicantes.
Este es el caso del escarabajo Callosobruchus maculatus, cuyo macho, de entrada, posee un pene espinado verdaderamente terrorífico.
Aquí algunas imágenes:
Pero como sucede con la evolución, la singular forma de este órgano reproductivo masculino debe tener una razón de ser, de ahí que un grupo de investigación conformado por científicos suecos y estadounidenses se haya dado a la tarea de descubrir por qué este pene es tan “desagradable, agudo y destructivo”.
Y al parecer en el fondo de todo está, como era de esperarse, la supervivencia: increíblemente, los machos con más espinas en su pene, con las más largas y las más destructivas, son también los que consiguen más crías, independientemente de otros factores como el tamaño de su cuerpo.
Diseccionado el cuerpo de ejemplares hembras que recién habían copulado, se encontró también que “una gran proporción de la eyaculación se desplazó del tracto reproductivo hacia el cuerpo de la hembra en el apareamiento con los machos de espinas largas”.
Asimismo se tuvo en consideración que, en el caso de esta especie, la procreación no es directa, es decir, el esperma no fecunda los huevos inmediatamente, sino que la hembra lo guarda en cavidades conocidas como bolsos genitales. De acuerdo con Göran Arnqvist, uno de los científicos participantes en el estudio, las espinas peniles del macho también podrían servir para “abrir las puertas al flujo sanguíneo” de estos bolsillos.
Por último cabe resaltar que, por razones obvias, el acto reproductivo entre los Callosobruchus maculatus es tan poco placentero, que, apenas finalizado, la hembra patea al macho para que este se retire.
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