El incidente antes del amanecer en la inestable provincia de Diyala subraya los incesantes peligros que todavía enfrentan las fuerzas de seguridad iraquíes mientras los soldados de Estados Unidos preparan un retiro parcial para finales de mes a fin de cesar todas sus operaciones de combate.
También pone de manifiesto las tácticas cada vez más complejas de los rebeldes, pese a que funcionarios estadounidenses e iraquíes han dicho que los han debilitado desde las muertes de sus principales líderes en el segundo trimestre del año.
El incidente ocurrió en la primera hora del miércoles en la localidad de Sadiya, 95 kilómetros (60 millas) al norte de la capital de Irak. Un alto funcionario de Sadiya, el jeque Ahmed Al-Zarqushi, dijo a The Associated Press que los hombres armados irrumpieron en la casa, donde mataron a un hombre y dos mujeres. Luego enviaron a dos niños que estaban en la casa al retén del ejército iraquí a pedir ayuda.
“Cuando las fuerzas del ejército iraquí llegaron y entraron en la casa, la casa estalló y mató a ocho soldados e hirió a cuatro”, afirmó. Agregó que desconocía si los hombres armados habrían escapado antes de la llegada de las tropas.
Entretanto, en Bagdad, varios hombres armados allanaron la casa de la doctora Intissar al-Tuwaijri, directora del hospital de maternidad Alwiya, y la mataron.
El ministro de Salud iraquí, Salé al-Hasnawi, dijo creer que el asesinato de la médica fue un hecho criminal no relacionado con el extremismo político.
Un oficial policial que solicitó no ser identificado dijo que la investigación preliminar mostraba que los hombres armados utilizaron pistolas con silenciador y que robaron unos 250 millones de dinares iraquíes (unos 215.000 dólares).
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